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  • Foto del escritorNicole Rojas Berrazueta

Repercusiones del poder en la colonización de América Latina


La colonización en América fue un hecho histórico lleno de consecuencias inimaginables. La introducción de nuevos estratos sociales significó un profundo cambio en la concepción de las sociedades y del universo que tenía el hombre renacentista europeo. En aquella época este acontecimiento terminó en crear una cierta imagen o concepción de América que ayudaría a forjar la identidad internacional.


El poder de la construcción de Estado-Nación en América Latina fue una transformación en el siglo XIX. El concepto de colonialidad del poder propuesto por Aníbal Quijano es la explicación de los procesos sociales en el siglo XVI. La colonialidad es uno de los elementos constitutivos y específicos del patrón mundial de poder capitalista. Se funda en la imposición de una clasificación racial / étnica de la población del mundo como piedra angular de dicho patrón de poder, y opera en cada uno de los planos, ámbitos y dimensiones, materiales y subjetivas, de la existencia cotidiana y a escala societal (Quijano, 2014).


La necesidad de los Estados nacionales en Latinoamérica estuvo concebida en función dentro de la época, jugando un papel primordial en la creación de los Estados-nación en América Latina. Planteamientos de poder que siempre está en los márgenes en las relaciones y sentidos del poder. En el siglo XVI influenció fuertemente en el comportamiento social, político y económico sino también en el aspecto cultural de los pueblos en Latinoamérica.



En el sistema de estos surgimientos de desigualdades estructurales entre los pueblos permitieron el despliegue y relaciones desiguales entre áreas centrales y zonas periféricas. Constituyendo que América Latina como la principal periferia de Europa. El eurocentrismo, por lo tanto, no es la perspectiva cognitiva de los europeos exclusivamente, o sólo de los dominantes del capitalismo mundial, sino del conjunto de los educados bajo su hegemonía. Y aunque implica un componente etnocéntrico, éste no lo explica, ni es su fuente principal de sentido. Se trata de la perspectiva cognitiva producida en el largo tiempo del conjunto del mundo eurocentrado del capitalismo colonial / moderno, y que naturaliza la experiencia de las gentes en este patrón de poder (Quijano, 2014).


El patrón de dominación entre los colonizadores y colonizados fue establecido sobre la idea de “raza”, estas implicaciones despojaron no sólo en sus tierras sino también en sus identidades, es decir, aztecas, mayas, etc., que pasaron a “indios”. Como menciona Quijano, el despliegue de las características del poder actual, se fueron configurando las nuevas identidades societales de la colonialidad, indios, negros, amarillos, blancos, mestizos y las geoculturales del colonialismo.


Al curso de estas clasificaciones raciales se estaban a la vez desarrollando prácticas sociales de poder y dominación en conjunto con explotación étnico-sociales. Las condiciones de trabajo exterminaron casi por completo a los indígenas. Para ello surgieron nuevas formas de trabajo forzados en el que los españoles encomendaron un modo particular de producción del capitalismo. De ese modo se impuso la visión racial del trabajo. La fuerza de trabajo, especialmente, la población indígena y negra. Fue objetivo en los productos que se exportaran al mercado europeo e inscrita como algo normal en el sistema-mundo. Nacía una pirámide social racialmente diferenciada con las demás.


La colonialidad del poder como patrón de dominación-explotación se configuró sobre una organización racial del trabajo. En este sentido, a partir del siglo XVI, raza/trabajo fundamentan relaciones sociales no sólo asimétricas sino somáticamente diferenciadas. Según Ilona Katzew (2004) la pintura de castas es un ejemplo particular puesto que participa en la construcción de identidades raciales ligadas a la estratificación por medio de la representación visual. Para I. Katzew la pintura de castas sugería un principio básico: la sangre blanca o española implicaba un gradiente civilizacional mientras que la sangre negra expresaba atavismo y degeneración.


La formación de los Estados nacionales en América Latina re-configuró el patrón de dominación y explotación colonial. La «colonialidad del hacer» se transfiguró en un marco, donde, por una parte, las ciencias sociales legitimaban la dominación ideológica-cultural de las metrópolis y, por la otra, la idea de «Estado de derecho» era privilegio de algunos grupos sociales. El indígena seguiría ocupando el lugar de «exterioridad» ontológica y política del sistema (Andrade, 2009).


Bibliografía


- Andrade, L. M. (29 de junio de 2009). La reconfiguración de la colonialidad del poder y la construcción del Estado-nación en América Latina. Obtenido de Open Edition: https://journals.openedition.org/alhim/2878


- Quijano, A. (2014). Colonialidad del poder y clasificación social. Obtenido de Biblioteca Clasco: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20140506032333/eje1-7.pdf




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